Las cuerdas estaban tirantes, estaban lo suficientemente tirantes como para acertar con la estridencia precisa del sonido. Acariciaba las pieles con navajas afiladas. La pista estaba vacía, cercada por cigarros sin dueño y botellas vertidas sobre corazones palpitantes. Sola. Embadurnada de restos de conversaciones sin protagonistas. Sola, con la única caricia que otorgan los cigarrillos humeantes apoyados en los ceniceros. Los violines comienzan a susurrar en su oído palabras de amor, alientos excitados. No se puede resistir a la voz que llama a su alma asustada aunque esa voz si se resiste a ser conmovida por la llamada. No quiere salir a la pista de baile, no la invita a bailar.
Observa los cuadros de la sala. Son puertas abiertas a la huída. Comienza a confundirse con los trazos que la abrazan y la estrujan. Cada color susurra tres palabras a su oído. Se resiste y no se deja convencer, pero está inmersa en un imperio pictórico construído sobre pilares sólidos. Todavía no se han desquebrajado. Es allí donde siente el peso, aunque no la oprime, no la obliga a tener callos en las rodillas. Todo lo contrario, la ayuda a sentir su planta del pie apoyada en el suelo y a que la rectitud emerja como el árbol más robusto. Pero no puede abandonar la levedad y entregarse a los pinceles. Debe permanecer sentada, flotando sobre la silla hasta que llegue, hasta que una mano en el hombro, una mano robusta, sin pistas burguesas la apoye sin miramientos en la silla, le clave las plantas de los pies al suelo.
Espera, sola, con el corazón, con los huesos, con los lunares, con la saliva. Esperaba y espera hasta que salga volando hacia el infinito. Espera. Y ya no tiene tanto tiempo. Espera con el estómago, con el aliento. Esperaba; y espera, hasta que llegue, hasta que pueda seguir esperando, hasta que coja su mano su compañero de tango.
Octubre 2007. Levedad y peso, gracias Kundera.
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1 comentario:
El texto no tiene desperdicio pero nada comparado a escucharlo saliendo de tu boca, privilegio de algunos, unos pocos, que vivimos de cerca tu danzar solitario.
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